Cinco consejos prácticos para ligar con tu correctora En numerosas ocasiones, el primer correo que un posible cliente y yo […]
Os presento al Escuadrón 42, cinco autores que en breve verán publicada su primera novela a diez manos. ¡Y las conservan todas!
Uno de los errores más frecuentes en las correcciones de textos es encontrar verbos, sustantivos, adjetivos y adverbios en -mente combinados con una preposición que no les corresponde. Es posible que sean localismos, que digas que «te suena mucho mejor» así o que quieras meter esa construcción como sea en la frase, pero no tengas claro cuál es la expresión correcta. Tranquilo, que aquí te traigo una guía para el uso correcto de las preposiciones.
Has sido capaz de escribir una obra de ochenta mil palabras, pero no puedes con las doscientas cincuenta o trescientas de la sinopsis. Lo que te pasa es que no tienes distancia suficiente con el texto, pero puedes escribir la sinopsis de tu novela sin llorar. Prometido.
Cuando te llega LA IDEA, da igual si eres brújula o mapa: en algún momento del proceso tienes que documentarte. A nadie se le ocurriría describir una ciudad real sin al menos haber visto algunas imágenes, ¿no? Pues esto se aplica a otras muchas cuestiones. Te explico dónde obtener información para tu novela.
Te has lanzado a escribir y ya has puesto el punto final. Y, ahora, ¿qué haces? ¿Se la mandas a tus lectores cero sin más? ¿La revisas un poquito para pulir algunos cabos sueltos? Yo te explico los errores que debes corregir en tu novela antes de que la lean los betas.
El recorrido vital de Lucifer Morningstar en seis temporadas es el viaje del héroe perfecto que se inicia con sus propias anábasis y catábasis.
La corrección de estilo no cambia TU ESTILO: mejora tu texto, que es lo que tiene que hacer, pero eso tan sagrado no lo toca. El objetivo es eliminar errores y ayudarte a que expreses mejor tus ideas y se lo pongas fácil al lector.
Agatha Christie hizo del whodunit la estructura perfecta para una novela de detectives. Pero también era una maestra en la definición de personajes.
¿Qué sería de una novela de detectives sin cadáver, sin misterio? Nada. Pero ¿cómo llevar al lector hasta la solución sin decepcionarlo? G. K. Chesterton tiene la solución.